lunes, 9 de noviembre de 2009

"¿Educación generación tras generación?


“La familia pesa más que el colegio en el éxito del escolar” es el título que recibe el artículo del periódico “El País”, donde se abordan los principales factores que contribuyen al fracaso escolar de los jóvenes actuales.

Se comenta que uno de los principales factores viene íntimamente relacionado con la educación reglada que los padres han obtenido en su época de estudiantes, influyendo en la futura enseñanza de sus hijos. Un juicio que a mi parecer no es del todo correcto, y que se puede observar en gran parte de la sociedad, al igual que otro de los hechos que afirma el analizado artículo, “el riesgo de abandono aumenta un 86% en hogares con un solo progenitor”.
La causa del fracaso o abandono escolar, originado por los estudiantes, no se puede ligar únicamente a las ideas que se expone en la noticia a comentar, hay que buscarlas también en el tipo d estructuración que se hace de la educación en nuestro país, así como en su organización. Siempre se da la misma solución, “enseñanzas diversificadas” pero poco se hace por llevarlo a cabo. Se sabe la respuesta pero no cómo hacerlo.

Es cierto que la influencia de nuestros padres a la hora de elegir que estudiar y cómo hacerlo es muy importante, así como su apoyo y seguimiento; pero llegados a cierta edad, ya se tiene conciencia de lo que uno quiere hacer con su futuro, dependiendo únicamente de nosotros el llevarlo a cabo para precisamente eso, construir en el presente nuestro deseado futuro.

También es verdad que el fracaso escolar hoy en día constituye un problema de vital importancia en nuestro país, y que se intentan poner las medidas necesarias para paliarlo, pero no podemos compararnos con países donde su cota de nivel educativo en la sociedad es muy elevada, ni poner las mismas soluciones, pues, España, con sus características culturales propias, necesita soluciones para ella misma, analizando su sociedad y el por qué de la cuestión a remediar.

“No es tan importante la cantidad, como la calidad educativa”.

"Los tomates y la libertad"


“Libertad es una palabra que el sueño humano alimenta, que no hay nadie que explique y nadie que no la entienda” (Cecília Meirelles).

La isla de las flores se presenta, a primera vista, como un documental con carácter humorístico y repetitivo, donde, la historia de un tomate, desde su cultivo hasta su embalaje, se ve conectada directamente con los habitantes del lugar que da nombre a este film.

Jorge Furtado, creador de esta impactante obra, ha reflejado de un modo creativo y único, dónde queda establecido el sentido de la palabra libertad, así como la idea del valor de las cosas según la escala jerárquica que se ocupe en la sociedad. Refleja como el carácter de la sociedad capitalista que se ha asentado en estos últimos tiempos en el mundo en el que vivimos, ha juzgado el valor de las cosas y los derechos que cada ser humano tiene según su poder adquisitivo.
De ahí el recalco de uno d los fragmentos de esta obra “el tomate, plantado por el señor Suzuki, cambiado por dinero al supermercado, cambiado por el dinero que Doña Anita cambió por los perfumes extraídos de las flores, rechazado para la salsa del cerdo, tirado a la basura, rechazado por los cerdos como alimento, está disponible ahora para los seres humanos de la Isla de las Flores, y todo por no tener dinero, ni dueño”.

Los habitantes de la Isla de las flores, no son los únicos que seguramente se ven en esta detestable situación, en la cual los derechos humanos no existen ni los respaldan para asegurar, como bien esta declaración promueve, el bienestar de cada ser humano y una calidad de vida digna, que posibilite su desarrollo.

¿Es el dinero el responsable de toda esta desigualdad y la falta de tolerancia?
Nos hemos convencido con la idea de que “él que más tiene, más puede”, donde el dinero lo mueve todo; si no tienes dinero no puedes comprar alimentos, ni puedes acceder a una vivienda, en definitiva, no puedes contar con aquellos recursos y servicios que son esenciales para vivir en unas condiciones mínimas.
¿Y qué hacer pues, si no disponemos de tan preciado material de intercambio de bienes? Con esta cuestión se puede entender la situación de los ciudadanos de la Isla de las flores, teniendo que buscar esperanzas en la sobra de la comida de los animales, su única fuente de alimento y supervivencia. ¿Cómo se puede permitir semejante situación mientras alardeamos de estar en el S.XXI, donde disfrutamos de desarrolladas tecnologías y comodidades impensables?

Haciendo reflexionar sobre la idea que el director ha querido plasmar, lanzo una cuestión a este ciber-espacio, ¿qué vale más, el poder del dinero, o el poder de la vida? Parece absurdo hacernos esta pregunta, pero no lo es tanto cuando vemos documentales que lo ponen en duda…